lunes, 26 de mayo de 2014

La vuelta

"Llegó el momento en que es necesario abandonar las ropas usadas que ya tienen la forma de nuestro cuerpo y olvidar los caminos que nos llevan siempre a los mismos lugares. Es el momento de la travesía. Y, si no osamos emprenderla, nos habremos quedado para siempre al margen de nosotros mismos"


Comunidad Puerto Prado, Amazonas, Perú

Los miedos cambiaron. Los miedos que diez meses atrás me atravesaban fueron alivianándose y mutando a lo largo del viaje. Antes me aterraba lo nuevo, el resignar, el perder, el no saber que hay a la vuelta, el si va a haber vuelta. Durante la recorrida me di cuenta que los miedos a los cambios se transformaron en todo lo contrario. Le temo a vivir siempre de la misma forma, a la rutina eterna. Miedo a no saber como organizar mi vida para conocer el resto del mundo. Antes no sabía cómo iba a financiar mis viajes, ahora se que hay miles de formas y que solo necesito ganas de hacerlo. Tengo miedo a quedarme siempre en la misma y a no seguir aprendiendo. A conformarme con lo que hay y no seguir detrás de los sueños que se forjan día a día. Miedo a no dejarme llevar por instintos y sentimientos, por irme de un lugar estando feliz. Creo en las causalidades, entonces, si nos dejamos ser va a suceder lo que estamos provocando, una manada de buena energía rodeándote con la gente indicada y en el lugar indicado. Miedo a que me agarre una depresión post-viaje -> ¿Qué es la depresión post-viaje?


Tambores de luna llena en Quito, Ecuador

Hay personas, seres que el universo te puso frente a tu camino de los que aprendí muchas cosas. Personas a las que conocí por una serie de hechos que se dieron mágicamente así, por esa simple razón, conocerlos. Creo que algo que todo viajero dice es que los lugares no los hacen los paisajes o los atractivos solamente, sino las personas que los atraviesan. Un simple pueblo fantasma puede terminar siendo tu mejor destino si estuviste acompañada de gente maravillosa. Familias que te acogen en tu casa y te ponen un plato como uno más de ellos, o personas que te regalan tiempo, dedicación, alimento y dinero sin siquiera conocerte..

 Remi, un amigo. Bonda, Colombia       La casa de Dianita, Nauta, Perú

Aprendí a que no hay recetas para viajar, se puede hacer de tantas maneras como cantidad de viajeros hay en las rutas. Están los que van con la Lonely Planet bajo el brazo, que tienen organizadas cada una de las 24 horas que tiene el día, cada una dedicada a una actividad distinta, anotan todo, y son unos anticipados, reservas, pasajes, los mejores restaurantes y hostales, lo saben todo.  También están los que no saben que van a hacer mañana, no saben de donde salió lo que están comiendo y niegan todo los que los ate a un lugar, se hacen llamar los de ninguna parte o los "soy del mundo entero". Aprendí a aceptar cada una de esas formas, a preguntar más y juzgar menos, a entender que la felicidad se encuentra de muchas formas, que lo que no se puede aceptar no es estar viajando con 10.000 dolares en el bolsillo, sino estar sentado en un escritorio haciendo algo que no nos gusta.

Atardeceres desde Mancora, Perú

Aprendí a valorar el tiempo, a reconocer que soy joven pero que el mundo es grande y si quiero explorar cada rincón, el reloj viajero me está pisando los talones. Comprendí que hay que tener objetivos a corto plazo y proyectos de vida, pero a la vez, que el hijo, el árbol y el libro se puedan dar viajando. O no?

El cumpleaños para mamá, desde Barú, Colombia

Foco manual, Mancora, Perú

Viajé en avión, viajé a dedo, comí langosta en resturante y también comí verdura malograda. En los viajes se pasa y se experimentan felizmente distintas situaciones, a veces lujitos y otras veces toca la austeridad obligada. Fueron 305 días en los que recorrí más de 13.000 kms en 5 países, crucé 10 fronteras, 20 sellos en el pasaporte y dormí en 41 lugares distintos. 28 hostales, 6 campings y 7 casas de familia y/o amigos. Los transportes son muy variados en un país que en otro, en accesibilidad, calidad y precio. Me subí a 44 buses, 23 autos, 12 camiones, 4 aviones y 3 barcos. Y si me preguntan.. siempre lo mejor son los camiones, miras el paisaje desde la altura, son seguros, te sentís grande en la carretera.. 

En el camión de Pancho, yendo a Baños, Ecuador




Trinigira